viernes, 4 de agosto de 2023

Entre saltos al vacío

Otra vez esa melodía en la cabeza, na na na na-na na ná, ra na ná na-na ná... Miro en modo autómata la hora en el móvil, es un gesto que repito a menudo, casi compulsivamente diría, aunque pocas veces proceso realmente la información. Son las 19:58. Pienso en la música, su poder; mantenerte en el pozo o sacarte de él, acelerar tu rimo cardiaco, acompañar momentos y hacerte recordarlos para siempre… ¿Cómo pude no verlo venir? Esto no era lo que había planeado pero… ¿y si continuaba un poco más? quizá hubiera recompensa... Sin embargo, bien sabía que la vida no funciona así; no hay una justicia en destino que premie equitativamente los esfuerzos de los humanos. No es así, y, en cambio, nos empeñamos en seguir intentándolo… una vez más; porque no son pocas las veces que acaba mereciendo la pena. 

 

Pasa el tiempo y te das cuenta de todas las veces que te preocupó algo innecesariamente, todas las cosas a las que les diste importancia de más…

 

A veces nos olvidamos que la vida es eso que pasa entre saltos al vacío… una noche de verano, un buen concierto, el sonido de los hielos en la copa de cristal, una conversación sin prisas sentada en un bordillo, un emoticono de WhatsApp, trasnochar por culpa de un libro, madrugar para hacer deporte, las fotos que no publicas y a las que les das like, alegrarte por los logros de un amigo, el sol en la piel, planear un viaje, encajar una pieza en el puzle, ponerse un disfraz, saber estar en silencio, reflexionar, tener dudas, arriesgar y dejarse llevar, cerrar los ojos y respirar, ponerse la sonrisa por bandera, arroparse antes del despertar, permitirse soñar…