Lunes 27 de Junio de 2011
¡Vaya nochecita! ¡Si no me he despertado quince veces no me he despertado ninguna! Y lo peor no ha sido salir del mundo de los sueños sino la manera de hacerlo; por efecto de las “intensas” olas me he pasado la noche rodando cual Boli Bic precipitándose por el escritorio. No me daba cuenta de que rodaba hacia el abismo desde mi “security place” en la cama, que consistía en pegarme a la pared y casi “atarme” a ella con el nórdico, hasta que se producía el choque cara – cortina. Y es que las literas de los camarotes tiene una cortinita que puedes cerrar para mantener un extraño aislamiento del resto del mundo, cual campaña infantil. Este artefacto llamado cortina ha actuado como un preciso sensor de movimiento toda la noche, pues durante el rodaje, al llegar a rozar mi cara contra ella me despertaba ¡mierda! ¡otra vez!, pero he de agradecerlo pues sino el choque hubiera sido notablemente peor nuca – mesa boca – suelo.
Nos levantamos con un nivel de sueño superior al habitual, ¡que ya es decir! Que se añade al adormecimiento propio que provoca la compasada danza del mar.
Poco a poco nos metemos en la rutina del trabajo y... ¡Bien! Nos adelantan el CTD. Cuanto antes mejor que el cansancio de los días se acumula y cada vez resulta más gratificante no perder el tiempo y acabar prontito la jornada.
Dicen que pasado mañana the weather is not gonna be nice. Lo que significa que va a haber unas olas de la virgen... ¡avisadas estamos!
Por la tarde me río a carcajadas en un momento de descanso en el laboratorio viendo un video que no sabía que tenía en el ordenador. Es de Vitoria, octubre de hace dos años, viaje de una horda de seguntinos al concierto de Potato; y en él dos buenos amigos disputan por saber quién ha bebido más vino. Como prueba las camisetas manchadas de la noche anterior. Como victoria la honra. Como escenario una terraza, más de veinte paisanos disfrutando del vermouth (cañas, txacolís y pintxos a tutti plein) y el sol en un día frío. Memorable.
Hoy es el primer día que fallamos en nuestro recién adquirido hábito deportivo... cambiamos el rato de gimnasio por una peli. En la Instrumental room con todas las compañeras de campaña y tras tres intentos (Alice in Wonderland, Bridge Corpse y The King’s Speech) acabamos viendo Memento; Ya no recordaba lo bien que transmite la sensación de incertidumbre y duda al espectador. La vi hace tiempo, concretamente hará unos 9 o 10 años, en el instituto. Así que a mitad abandono.
Ahora, después de varios días degustándolo para cenar, sé realmente el significado de “salmón noruego” ¡qué manjar!
Llevo diez días sin ver noche, ni tierra, ni puerto pero mañana el trabajo de laboratorio finaliza y empieza el embalado... We should pack everything, all the stuff from both cruises.
Nos hemos pasado con el termostato de la calefacción del camarote y cuando por fin se acaba el día y nos disponemos a descansar nos damos cuenta que el camarote 216 ya no es una región polar, ni siquiera pertenece al clima templado... ¡es tropical!
Arrastro el cansancio durante todo el día pero al meterme en la cama el sueño se esfuma y entonces Inés y yo arreglamos el mundo desde la cama y de repente suena un estruendo. Y ella se asusta:
- ¿Qué pasa?
- Nos estamos hundiendo. ;-)
- No me hace gracia.
- Espera que voy a ver...
No sabemos qué es. Me levanto a inspeccionar... No es en el baño, ni en el pasillo, ni proviene del calefactor con el que hemos estado trasteando para no morir de asfixia. Es un ruido intenso y fuerte que parece provenir de arriba, nunca antes había sonado, puede que sea algún motor o que los marineros estén haciendo alguna maniobra... ¿a estas horas?
Por suerte no tarda mucho en parar, parece que no nos hundimos... ¡ya podemos descansar tranquilas!
Martes 28 de Junio de 2011
Por la mañana última parte de calcificación (quitar los últimos viales del shaker y prepararlos-congelarlos hasta que me los lleve a la Universidad de Tromsø) y ¡se acabó! Fin del intento de “hacer ciencia”. Ahora... ¡a empaquetar todo el material!
A media mañana cogemos fuerzas con el Brownie de chocolate que ha preparado el cocinero, que es un tipo peculiar; alto, con el pelo que no se sabe si es muy rubio o muy blanco, siempre sonriente y siempre con pantalones rollo SKA de cuadros negros y blancos y su camisola blanca típica de andar entre fogones.
Gran parte de la mañana la invierto en hacer las dos cajas (realmente baúles) que contienen todo el material necesario para “estudiar” la calcificación del plancton marino. Ambas se van a Palma con más de lo que vinieron lo cual ha supuesto todo un reto, pues ya venían llenísimas. Cuando las cierro siento una gran liberación, una puerta que se cierra. El trabajo está hecho. Y entonces las marco por fuera con cinta verde que significa “¡una menos!” “caja lista para viajar”.
Después ayudo a Inés, pues ella tiene aún winklers por valorar. Como no podía ser de otra manera... ambas winkleamos a ritmo de: I don’t care if Monday’s blue, Tuesday is gray and Wednesday too. Thursday, I don’t care about you. It’s Friday, I’m in love. Monday, you can fall apart. Tuesday, Wednesday, break my heart. Oh! Thursday doesn’t even start. It’s Friday I’m inlove... Canción que además de permanecer al soundtrack del laboratorio Ártico, cantarla a voz en grito y ser de gran ayuda en el shake it, me recuerda mucho a un 2008-2009 bajo la fina lluvia irlandesa.
Marit, o como Inés y yo la llamamos debido a su amabilidad: la tía María, se pasa por el laboratorio para que todos firmemos una dedicatoria de agradecimiento a la tripulación. Un buen detalle. Lo mínimo después de lo amables que han sido y todo lo que nos han ayudado cuando necesitábamos un poco de anticongelante para los baños de temperatura o alguien que abriera una rosca demasiado apretada.
Después, toda la tarde empaquetando, un breve descanso para cenar rico salmón noruego con philadelphia sobre pan integral con cereales y finalmente cerca de las doce de la noche y habiendo transcurrido un largo día de trabajo: paramos.
No he hablado, digo escrito mucho de los compañeros de esta campaña. No pasamos demasiado tiempo con ellos pero compartimos desayuno, comida y cena y alguna sobremesa que otra y son todos divertidísimos y encantadores (salvo mi amigo Peter, “el chapas”, que no es mala gente, es un simple).
Para mañana aún nos quedan tres cajas por hacer, desmontar el último baño de temperatura (pues hoy aún lo estaban usando “los Quebecuas”, Johannie y Jean, hasta por la tarde) y preparar los palés para que todo viaje safety a Palma.
¡Objetivo conseguido!... Seguramente mañana nos dé tiempo a pasar una buena tarde de descanso. Y nos ahorremos la contrarreloj de recogida al final de ATP.
Miércoles 29 de Junio de 2011
¡Madre mía que mañanita de movimiento en el barco! Además teníamos que terminar las últimas cajas y hacer montañas con ellas para formar los palés que, embalados en film, serán mañana descargados en el muelle de Tromsø.
Pues no hacía mucho frío, llovía y luego paraba e incluso se avistaban algunos rayitos de un tímido sol, pero aún así ha sido imposible no calarnos. El mar acunaba el barco e Inés y yo cargábamos cajas de entre 30 y 40 kilos de acá para allá, las amontonábamos sobre palés; una encima de otra, como piezas de un lego gigante en la cubierta de pesca de arrastre. Mientras, continuaba el brusco zarandeo.
La sensación al caminar era la de un niño aprendiendo a andar; que no controla bien sus pasos, se acelera y frena torpemente. Pues así íbamos nosotras, empujadas de lado a lado por la fuerza del mar, que unas veces nos favorecía y otras nos ponía difícil el transporte del material. Al mismo tiempo el agua saltaba al chocar las olas contra el casco y subía por el lateral del barco hasta caer sobre nosotras cual ducha salada. Aún tengo la cara blanquecina y me saben los labios a sal.
Sin duda ha sido toda una aventura hacer los palés bajo esas circunstancias y como ni estábamos mareadas ni hacía frío nos lo hemos tomado con filosofía y hemos llevado a cabo la tarea con el mejor humor del mundo; entre traspiés, risas y lluvia marina.
La tarde ha sido todo lo contrario, pues con todos los palés preparados llegaba el merecido descanso. También hemos aprovechado para bajar al gimnasio (ya cuando el mar estaba algo calmado para no caer de la bici estática), lavar ropa y hacer la maleta.
Durante la cena he estado charlando con John, el físico, un noruego muy agradable. No sé muy bien porqué pero hemos charlado largo y tendido e incluso animadamente sobre pesquerías. John se parece físicamente a Marit y como ambos son entrañables Inés y yo nos referimos a ellos como Tía María y Tío Luis, que nos parece más familiar.
Cada vez voy recuperando más mi inglés de Irlanda, que no sé muy bien por cual rincón cerebral andaba escondido pero poco a poco va saliendo. Escuchamos noruego y francés pero sobre todo inglés y para comunicarnos english everywhere, es el medio que todos utilizamos. Incluso las conversaciones entre Inés y yo cada vez son más espaninglish.
Después de cenar nos juntamos a ver una peli en la Instrumental room comiendo chocolates que ha traído Marit para todos. Vemos “Los miserables”, yo sentada en el suelo con mis cómodos pantalones morados y la sudadera a modo de manta. Todos disfrutamos la película y los dulces.
Más tarde nos reunimos fortuitamente en el puente de mandos. Todos tenemos ese sentimiento de despedida, esto se acaba y fuera hace horas que nos rodean fiordos magníficos. El Helmer Hanssen se abre paso entre dos islas, una de ella Waterisland, porque está rodeada entera de agua nos dice Christian y se ríe ¡como si eso en una isla fuera novedad! Pasamos un buen rato charlando y disfrutando del calmado trayecto entre islas y fiordos. Vemos un pesquero gallego y como ya se han enterado que Inés y yo somos un poco payasas no disimulamos, nos ponemos a saludar desde la ventana.
Disfrutando de la vista panorámica, la conversación y el mar en calma nos dan más de las doce. Nice view and nice people.
En un rato hay que parar a repostar para dejar el barco lleno de carburante a la tripulación entrante. Era algo en lo que no había reparado... la fuente de energía de los barcos, el sistema de “gasolineras” para buques y su escasa frecuencia en el territorio. Nosotros nos tenemos que desplazar unas millas de nuestro rumbo, cruzar al otro lado del fiordo en el que nos encontramos para alcanzar la estación de repostaje. Curioso.
A las dos estaremos en Tromsø, esperamos estar dormidas para entonces. ¡¡¡Mañana en tierra!!!
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