miércoles, 25 de mayo de 2011

No he podido actualizar por falta de tiempo, que no de comunicación; pero me he dedicado a ir escribiendo unas notas todos los días para no perder la oportunidad de tener un diario con lo mejor de la experiencia... ¡Ahí va!

Sábado 21 de mayo de 2011
6:15. Suena el despertador. Zombie me dirijo al Aeropuerto. Me despido sin ni siquiera enterarme que estoy despierta y mucho menos me doy cuenta de que voy camino del Ártico.
Más de 8 horas y media de vuelo después, habiendo pisado tierra en Frankfurt (21 ºC), Oslo (15 ºC) y Tromsø (11 ºC) llegamos a Longyearbyen (-1 ºC).
Si ya el aterrizaje en Tromsø vaticinaba la belleza de las regiones nórdicas más septentrionales la llegada a Longyearbyen nos descubrió un entorno espectacular. El avión recorrió los últimos metros entre fiordos (algo así como el Greenfjiord en noruego y una mini base rusa nos dan la bienvenida) y tomó tierra.
A las 11 de la noche ya habíamos comido un wok de ballena y habíamos fotografiado un zorro ártico desde la ventana del restaurante Tailandés, si si Tailandés, del hotel en el que nos encontramos, ¡parece una larga cabaña inüit! Decorado con pieles, osos y zorros árticos de mentira.
Por la noche, noche porque eran cerca de las 12 pero no por oscuridad, aquí en esta época esa palabra ya no existe (24 horas diarias de pleno sol que se mueve dibujando un círculo casi perfecto en el cielo); pues lo dicho con la claridad de la hora de comer (española) y encontrándonos con los lugareños y turistas que a esas horas se dirigían a descubrir el ambiente nocturno de los bares longyearbyeneses dimos un paseo para reconocer el terreno e ir buscando un posible sitio de muestreo para nuestro experimento (pues necesitamos agua de deshielo de un glaciar que transporte materia orgánica y no es fácil encontrar todavía en primavera agua de escorrentía).
Inés y yo caímos rendidas en nuestra habitación de madera bajo la mirada de un oso polar (esta vez también de mentira, nos miraba desde una foto en la pared).
Aquí estamos, el grupo de aventureros dispuestos a descubrir el Círculo Polar Ártico.

Domingo 22 de mayo de 2011
Maletas recogidas y desayuno abundante.
10h: Reunión de científicos. Discusión de los últimos detalles para el desarrollo de la campaña.
12h: sesión de fotos en el barco; desde fuera, desde dentro, desde arriba, desde bodega, desde tierra, desde cubierta...
¡Abordamos el Barco Pirata! en Puerto listo para partir.
Inés y yo descubrimos el camarote 212 en el que viviremos los próximos días; estrecho, a compartir con otra chica y al nivel del hielo (sin ojo de buey) parece que no tuvimos mucha suerte en el reparto pero lo cogeremos cada “noche” con ganas. La parte positiva: que está al lado de uno de los laboratorios en los que trabajaremos.
Siguen siendo desconcertantes las 24 horas de plena luz. El sol “aquí arriba” ilumina de una manera especial.
Parece que parte del material científico no llega a tiempo (fallo de la empresa de transportes), esto va a complicarnos a todos; vamos a tener que rediseñar, reducir y o modificar cosas ingeniándonoslas para sacar a delante nuestros experimentos.
En el río procedente de un glaciar en Longyearbyen muestreamos agua. En el barco amarrado en puerto, grandioso y reluciente, empezamos a montar el laboratorio.
Cena con Inés, Lara, Johnna e Íñigo “los científicos” bajo la atenta mirada de “Rambo”, la noruega que se encarga de darnos de comer y que nos tiene bajo exhaustiva vigilancia.
En el laboratorio hasta las 2:30 pasadas ¡hoy toca dormir poco! Pero ya está casi todo listo para empezar a trabajar mañana. Me quedo deshaciendo parte del equipaje (sólo lo poco que cabe en algún cajón).
En el camarote contiguo hay una sueca y una polaca que nos piden no les encerremos en el baño que compartimos, éstas también nos tienen un poco “marcadas”...’cause we are spanish (always late, speak loud...).
Así que todo el mundo nos deja carteles (don’t unlock the door, push only once for coffee).
De cena una Chouder especiada riquísima y tarta de fresas (como el cuento).
No nos ha  dado tiempo a despedir el puerto de Longyearbyen pues estando en el laboratorio ni nos hemos enterado de que el barco se movía. Desde cubierta se descubren montañas perfectas y nubes de cuento al paso del Jan Mayen; espero que las fotos reflejen bien la infinidad de grisesblancosazulesvioletas... bonitos no, lo siguiente! los fiordos que vamos descubriendo al navegar.
Me temo que para disfrutar las fotografías habrá que esperar a mi regreso a aquellas latitudes, donde por cierto, me entero de refilón de los resultados de las elecciones en España...¡¡¡espero que la Spanish Revolution continue!!!
En tres horas de pie para el desayuno y la primera estación de muestreo.
78,23 Grados Norte. Me voy a dormir. ¡Buenos días!

Lunes 23 de Mayo de 2011
Después del duro día de ayer, con una tarde noche de intenso trabajo, hoy hemos tenido un día también muy completo:
A las 7:30 desayuno, con salmón incluido.
A las 8:20 Inés (una auténtica flower child) y yo ¡hemos muestreado nuestra primera roseta! Yo me encargo de los datos, así que poco a poco me tendré que ir llevando mejor con Hans, el técnico noruego que trabaja en el set de instrumentos y del que dependen las órdenes para las maniobras de la roseta (CTD), por ahora es eso; noruego (frío y un pelín cuadriculado... aunque parece que acabará siendo amable).
Vamos a hacer dos estaciones diarias: en la primera muestreamos Iñigo, Lara, Inés y yo pero en la segunda (por la tarde), sólo nosotras. Hoy ha sido a las 7 pero teóricamente se va a hacer entorno a las 5 de la tarde.
Tras muestrear carbono disuelto (DIC y DOC) a 6 profundidades y fijarlo hemos bajado con el resto de tripulantes a tierra, hemos visitado el pueblo minero ruso abandonado de Pyramiden.
La visita: bajada en la zodiac, pueblo fantasma, una pequeña foca, un glaciar impresionante, minas de carbón, pueblo soviético abandonado. Andamos sobre el hielo y disfrutamos del Ártico a 79 grados norte.
Hemos tenido problemas porque nuestro pedido con las botellas para el experimento no llega así que, ya digo, andamos improvisando soluciones para no quedarnos sin experimento.
Tras la comida nos metemos al laboratorio a seguir ordenando y preparando cosas a la espera de que lleguen nuestras botellas de emergencia: ¡las suplentes! De la universidad de Svalbard (UNIS).
La tarde finaliza con Inés y yo muestreando solas la roseta mientras una periodista polaca nos entrevista in english para un medio noruego. Ya antes Sara, de la Cadena Ser, me había cogido por banda en la sala de instrumentos y me había entrevistado para la radio.
Curioso esto de tomar decisiones sobre las profundidades a las que se toma el agua (hoy las máximas 130 metros por la mañana y 240 por la tarde) y justificarlo…`por la mañana nos interesa flurescencia para el experimento de metabolismo in situ de Lara y por la tarde la representatividad a lo largo del perfil de profundidad.
Cenamos tarde y con prisas con intención de ponernos a lavar las garrafas (nuestras nuevas botellas) y montar los baños de temperatura después pero nos proponen una salida del barco a visitar (Barentsburg), un pueblo ruso y posponemos el trabajo hasta la vuelta al barco...
La huida del Jan Mayen en zodiac (a toda velocidad por el Océano Glacial Ártico) precede al paseo por un curioso pueblo habitado por 400 personas; curioso cuanto menos por sus dibujos en las fachadas, su casa inclinada y sus escaleras de madera interminables.
Lara, Iñigo, Inés y yo decidimos ir un poco “independientes” del grupo. Todos visitamos el museo (cutre-soviético-curioso) y nosotros nos tomamos una cerve en la puerta de lo que allá por tierras castellanas nombraríamos como El Bar del Pueblo… El frío aunque soportable, nos va envolviendo; igual que la risa de cansancio.
Volvemos al barco hacía las 11:30: capuchino con chocolate, cereales y... ¡a trabajar!.
El cansancio y el incipiente movimiento del barco (pues estamos saliendo de la costa de Svalbards hacia el Estrecho de Fram) hacen que me derrame ácido clorhídrico puro por toda la pierna al limpiar la última de la veintena de garrafas que hemos conseguido para poner en marcha el experimento. Suerte de reflejos para asociar cubo-grifo y tirarme de inmediato un cubo de agua por encima del vaquero... no sé si la ropa se salvará; esta vez, por suerte, ¡yo sí!
Odisea para cambiarme y solucionar el incidente... acabo aclarando la ropa en la ducha a falta de encontrar lavadora disponible... mañana se quejarán las vecinas con las que compartimos baño, seguro.
Johnna e Inés en la cubierta de arriba terminan de montar los baños de temperatura y las bombas tiritando de frío. Para mañana trabajo infinito pero por hoy... es suficiente. ¡¡¡Mañana más y mejor!!!
Ya voy descubriendo lo que es el mareillo de a bordo... esto se balancea bastante (pero por ahora, y toco madera, es soportable).

(La referencia de hoy tendrá que esperar que hoy tengo la oportunidad de romper la media de tres horas de sueño diarias y quiero aprovecharla. Por otro lado, me es imposible descargar y subir las espectaculares fotos del Universo Blanco) 

2 comentarios:

  1. Ooooh!!! Esperaba las fotos al final, pero casi que de momento me quedo con tus descripciones! Me encanta seguirte por aquí! Un besazo enorme*

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  2. Clara, gran esfuerzo para hacernos partícipes de tu viaje. Espero que la falta de sueño no os haga mella. Cuidado con los accidentes. Besos.

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