viernes, 20 de diciembre de 2024

16 Dic 2023 (Día seis) - Cuaderno de bitácora y video-diario antártico

Amanecemos a las 5:35 para estar en cubierta a las 6:00 y en el puente algo más tarde pues nos aproximamos a Isla Decepción.

A las 6:30 cruzamos las Fauces de Neptuno, así se llaman los acantilados de entrada a la caldera interior de la Isla Decepción.

Antes de cruzarlas vemos un iceberg que se interpone en nuestro camino y que el oficial y el capitán esquivan con pericia. En el iceberg hay pingüinos.

En el último tramo mientras el barco se aproxima a Decepción muchísimos pingüinos forman líneas delante de proa y comienzan a nadar y saltar en el agua, precediendo el movimiento del barco. Van a toda velocidad.

Una vez el barco se adentra en la caldera de Decepción y sonando música de película en los altavoces del puente, lo cual lo hace aún más épico, el paisaje que contemplamos es precioso; rodeados por las laderas interiores del volcán cuya nieve está parcialmente derretida por la actividad geotérmica y deja ver los colores de la roca, entre los que destaca, en una zona concreta, el rojo oscuro.

Mientras desayunamos, el barco atraca en Puerto Foster. 

A las 8:00 somos los primeros en montarnos en la primera zódiac que va a Cala Péndulo. Playa de Piedrecitas volcánicas principalmente negras porosas, aunque también algunas rojas-color teja.

Un par de pingüinos se acerca en diferentes momentos a curiosear al grupo, que se dispone en torno a una lona para desvestirse y darse un chapuzón en el agua. Justo antes de comenzar con el baño, una foca cangrejera se lo da en la misma zona y saca la cabeza para que la veamos. 

Hanna, la neoyorquina a la que conocimos ayer, y su madre, forman equipo con Nacho, Pau y conmigo y los cinco esperamos pacientemente para ser los últimos en bañarnos en la playa de la caldera de Isla Decepción. El agua se encuentra a 4 °C a pesar de haber actividad geotérmica. Nos sumergimos en el agua, bikini y gorro es nuestro atuendo, y salimos deprisa a taparnos con la toalla que amablemente nos proporcionan los guías de la expedición.

Es una sensación muy curiosa, se siente mucho más frío antes del baño (incluso vestidos antes de desprendernos de la ropa y quedarnos en bikini) que en el agua y que después. Cuando sales la diferencia térmica es menor y la sensación de frío desaparece casi por completo. Nos invade un sentimiento doble como de calma pero a la vez como si nos hubiéramos cargado de energía. Lo peor son las piedras que se clavan en los pies, que también es la parte del cuerpo que más padece el frío. 

Nos vestimos con la sonrisa dibujada en la cara al saber que ésta, bañarse en aguas antárticas en la caldera de Decepción, es una experiencia única y muy especial en la vida.

Volvemos en zódiac al barco. 

Son las 9:30 de la mañana cuando me meto a disfrutar de una ducha, calentita.

Subimos al puente para contemplar las maniobras de navegación del barco para cruzar las Fauces de Neptuno en sentido salida y dejar atrás la caldera.

Navegamos paralelos a Isla Decepción en sentido norte, es decir, la vemos por la banda de babor. Donde también aparece pronto un iceberg gigante, de decenas de metros de altura. Salimos a cubierta a contemplarlo.

A las 11:30 estamos sentados en el comedor del barco y nos disponemos a comer.

Tras la comida, vamos a los sofás del salón: un café, una partida de cartas y mini siestecilla. Después bajamos a prepararnos para el último paseo por tierra antárticas.

A las 14:00 nos montamos en la zódiac que nos acerca a la playa de Bahía Walker en la Isla Livingston.

En ella, además de pingüinos Papúa, fósiles de árboles de los tiempos en los que la Antártida gozaba de clima cálido, huesos de ballena y de muchos otros animales, una foca en descomposición y una colección de minerales… Nos encontramos una gran colonia de elefantes marinos. Casi todos ellos juveniles macho que se encuentran “descansando” mientras en otros lugares los adultos estarán en esta época reproduciéndose. Algunos se pelean, unos pocos se mueven, varios hacen diferentes sonidos… Todos huelen bastante mal. Algunos se rascan con gestos muy humanos. Mientras tanto, los pingüinos, que son mucho más activos, se dedican a nadar, corretear en diferentes direcciones… 

A las 16:30 estamos de nuevo sentados en los sofás, tras cambiarnos de ropa y con un Earl Gray calentito y una rica galleta de pasas en la mano.

Comenzamos la navegación de vuelta a Ushuaia, atravesando el Mar de Hoces o Pasaje de Drake. 

Pasamos la tarde en los sofás del Living Room. Yo me siento arriba del respaldo y me paso más de una hora oteando el mar con la esperanza de hacer algún avistamiento a lo “Whales’ Stalker”.

De vez en cuando varios pingüinos saltarines me amenizan e infunden paciencia. A las 18:15, recorriendo el pasaje que separa Isla Decepción e Isla Nevada en dirección suroeste, antes de coger definitivamente rumbo norte hacia el Cabo de Hornos, dos grandes ondas se dibujan en el mar, que está como un plato, junto al lado de estribor del barco, y aparecen dos imponentes ballenas que nadan a contrasentido respecto a nosotros. Una de ellas bate magistralmente su aleta caudal ante nuestros ojos.

Las neoyorquinas me agradecen que les haya avisado del avistamiento y haber podido disfrutar del espectáculo de cetáceo. 

El barco comienza a moverse más. 

Cena, biodramina y pronto a dormir. 


Video "Isla Decepción"

Video-diario 16 Dic


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