jueves, 2 de junio de 2011

La reflexión isotópica


Martes 31 de Mayo de 2011

Hoy ha sido el día de “La Despedida”. Tras el habitual abundante desayuno en el Jan Mayen la mayoría de tripulantes ha desembarcado. Me quedo con el abrazo de Tom, la sonrisa de Luís, la cercanía de Javier, los ojos de Ainhoa (nunca antes vi unos tan parecidos a los míos), la curiosidad de César, la generosidad de Carlos, la hospitalidad de Paul y la emoción en los ojos de Sara.
La jornada ha consistido básicamente en conseguir el nuevo set up del experimento; hemos sido highly eficients pues ya teníamos la práctica adquirida de saber cómo hacerlo. Con las nuevas botellas (pues por fin había llegado a puerto nuestro ansiado material y hemos podido rescatarlo) el experimento montado en cubierta ha quedado precioso (y no lo escribo porque sea casi como mi hijo, de hecho cada baño de temperatura parece un carrito de bebé; sino porque es visualmente muy atractivo), con un glaciar de fondo queda digno de ser fotografiado.
Una llamada telefónica a casa me desvela, entre otras cosas, que seguimos apareciendo en medios de comunicación y que es posible que a menos que decida lo contrario, mi verano no será muy diferente a los anteriores.
Con los laboratorios hechos un desastre después de largos y días duros de trabajo se embarcan unas científicas (noruega, polaca y alemana) que se dedican a pescar con una red gigante y a alucinar-huir de nuestro caótico laboratorio. Por mi parte casi se podría decir que me voy haciendo “toda una experta” en calcificación.
Después de comer desembarcamos. Robo con premeditación y alevosía de agua Mili-Q en la Universidad de las Islas Svalbard, paseo gélido y un reconfortante-desestresante Ron&Coke in the afternoon en Longyearbyen.
A las 19:30 nos espera una rica cena que precede al primer momento “cineforum” de la campaña: peli en el sofá de la instrumrntal room y regalo de Hans (winklercitos de Baylies de contrabando).
Al final del día, con el experimento ready to go en cubierta la fina niebla va entrando sigilosa en los fiordos.


Miércoles 01 de Junio de 2011

Extraño esto de tener un día relativamente relajado. Es algo a lo que no estamos acostumbrados.
Por la mañana muestreo de variables en lo que llamamos time zero (tø) de nuestro experimento.
En los sofás de cuero rojo del salón mecida por las olas me duermo una siesta que más tarde descubriré es el punto de inflexión de mi día. Pues, la mañana había transcurrido con pesimismo y mal humor (sin motivo concreto). La siesta, demasiado larga (casi una hora), no me sienta del todo bien pero sé que volver al trabajo me cambiará el chip.
Away at sea en algún lugar rumbo este al sur del Archipiélago de las Svalbards aumenta la danza del Jan Mayen. El mar cada vez más furioso y el cielo oscureciendo su gris precipitan el desenlace de la jornada.
On board comienza la reflexión isotópica. Al mismo nivel del barco en el que está la cubierta de pesca de arrastre (pues este buque ahora científico mantiene los vestigios de su pasado pesquero) se sitúa un habitáculo cuyo letrero en la puerta reza Radioaktivitet Isotoprom. Es mi lugar, mi pequeño refugio en el que esta tarde me dedico a dejarme llevar por un sinfín de pensamientos mientras desarrollo la mecánica tarea de reubicar muestras de calcificación del experimento 1 en viales de los que nos llegaron ayer nuevos (como agua de mayo, nunca mejor dicho), los cuales permitirán que yo continúe dedicada los últimos días de campaña a muestrear y analizar tasas de calcificación en plancton marino.
Los pensamientos, como las olas del mar contra el casco del barco, chocan contra las paredes de mi cerebro para hacerme valorar la vida, “mi vida” con la perspectiva de la distancia y el sosiego.
Así pues, tras un par de horas conversando conmigo misma y con una sensación similar a la que experimento cuando recorro las aguas cloradas de la piscina, me siento liberada, a gusto conmigo al sentir el orden del caos mental que se acumula en los rincones de mi persona desde hace meses.
No sé cuánto durará pero entonces decido no vivir el pasado; ni el futuro. Y  dedicarme únicamente a valorar lo que tuve, lo que tengo, lo que soy, lo que veo y aquello que siento. A disfrutar del lugar en el que me encuentro, de las personas y cosas que permanecen en mi vida; sin más ¿Y sis? ni peros que valgan la pena.
Y ahora, las doce y media ya del 2 de junio de 2011, bajo los efectos de la primera Biodramina que no tuve más remedio que injerir a causa del malestar previo a la cena (causado por la mala mar que zarandea el barco); con la claridad del día y sin haber podido disfrutar del eclipse parcial de sol por el capricho de las nubes... Me voy a dormir con la certeza de afrontar nuevamente el devenir de las cosas con positivismo y energía.


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